Una mañana de primavera, un joven de Mos se despertó confuso de un sueño. Una visión recurrente en la que el servia la comida a una familia que celebraba algo, aunque no lograba recordar el que y tampoco conseguía ponerles cara, quizás porque no los conocía, pero si sabia que era un gran banquete, una gran fiesta o celebración, ¿quizás una boda?… en la que degustaban… ¡comida elaborada por el!.
Sorprendido en esa visión, se incorporo y sentándose en el borde de la cama se quedo pensativo; Se frotaba aun la cara pero la idea ya fue aclarándose en su mente. ¡Si! Ese seria su cometido: ¡Preparar y servir comidas en banquetes!.
Tendría una cocina propia, en la que se trabajaría con los mejores productos frescos de su tierra, Galicia, de sus huertas, de sus campos, de sus costas y sus mares. Cocinando donde fuese necesario, allí donde lo llamaran. Tendría personal propio a su cargo, tanto en los fogones como sirviendo en los salones, ofreciendo a sus clientes un trato cercano y profesional, con los menús mas selectos y elaborados.
Tanto se maravilló con la idea y tanta confianza tenia en si mismo y en esa visión que estaba teniendo, que desde un primer momento lo tuvo claro. El negocio fruto de ese sueño y su pasión llevaría su propio nombre por bandera.
Hoy ya no es un sueño y se llama Catering Jorge Lorenzo.